5. Alteraciones del equilibrio hídrico.
Los trastornos del balance hídrico por reducción del agua corporal (deshidratación) o por exceso (hiperhidratación) suelen acompañarse de cambios en la concentración extracelular de electrólitos. Cuando la osmolaridad del líquido extracelular se mantiene, el trastorno es isotónico; cuando aumenta o disminuye, es hipertónico o hipotónico respectivamente. Como la presión osmótica del líquido extracelular depende principalmente del sodio y el cloro los cambios hipertónicos o hipotónicos van acompañados de variaciones en la concentración de esos iones en el plasma.
Si una persona no recibe la cantidad de agua necesaria, o tiene pérdidas excesivas por sudoración intensa o hiperventilación, el compartimiento extracelular se torna hipertónico con respecto al intracelular. Se habla en esos casos de deshidratación hipertónica. A fin de compensar la hipertonicidad, pasa agua desde las células al espacio extracelular.
Aún cuando la sudoración elimina un líquido relativamente hipotónico con respecto al plasma, puede determinar pérdida importante de sales. En personas que desarrollan trabajos físicos intensos en ambientes de temperaturas elevadas, el volumen de sudoración es considerable y con él se eliminan iones extracelulares, principalmente sodio y cloro. Si sólo se ingiere agua para reponer la pérdida, el cuadro se agrava. En estas situaciones se aconseja consumir bebidas con sales.
Para todas las personas es recomendable ingerir mayor cantidad de sales durante los días cálidos, a fin de reponer las pérdidas adicionales ocasionadas por la mayor transpiración. Cuando la deshidratación se prolonga, el plasma se concentra y su volumen se reduce. A fin de restablecer el equilibrio osmótico, pasa agua del espacio intracelular y, generalmente, también sale potasio de las células.
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